Todos a la clínica




Una reunión alrededor de una piscina. Unos amigos. Una niña. Una presencia inoportuna. Mucho calor. Unas cervezas. Sangría. Un canuto. Muchas risas. Conversaciones nubladas por el alcohol. Una pareja de artistas en ciernes improvisando un extraño rap. La canción de Pinocho en manos de un virtuoso de la guitarra. Un karaoke. Cantos regionales. Exaltación de la amistad. Más cervezas. Un 'mamarracho' canta, aseguran. Paso a los vasos largos. Uno que se duerme al borde de la piscina. Dos que sin saberlo le buscan por el campo. Hielo y Brugal. Abrazos desaforados. Planes secretos que se cuentan. Libros no escritos que se hacen palabra. Todos amigos, todos juntos, unidos por un sueño. Una familia. Más copas. Niebla en la memoria. Pequeña (muy pequeña) resaca. Sentimiento de vacío, de tiempo perdido. Y, de nuevo, todos a la clínica. Vuelta a empezar.

La vida es algo más sencillo

Los seres humanos no damos para más. Somos tan simples que complicamos lo sencillo hasta que ya no lo entendemos. Por eso, pervertimos los sentimientos más nobles y primarios. Por eso, olvidamos los cimientos cuando alcanzamos la cumbre.
Y es así como logramos hacer del amor una maldición, de la amistad un holding de oscuros intereses y del trabajo una esclavitud.
Pero todo es mucho más simple. Vive y deja vivir. Ama. Respeta. Trabaja sin molestar a los demás. Aprovecha las oportunidades que te surjan sin tener que pisar a nadie. Y siempre que puedas avanza en línea recta. No como los de la imagen


Fotografía: Haight/Ashbury street. San Francisco. JAA

La reflexión absurda del día

Un mierda

Una mujer que ama a tumba abierta

Un mal guión para una película de final incierto.

Los viajes que no hice


El tiempo se me escurre entre los dedos. Tic tac. Veloz, insondable…inmisericorde. Tic tac. Cada día tiene 24 horas, 1.440 minutos, 86.400 segundos…nada. Tic tac. Un verano se apila sobre el anterior cuando aún no hemos tenido tiempo de saborear el otoño y degustar la primavera. Tic tac. Un verano tras otro, un feliz cumpleaños que adelanta a otra Navidad sin poner intermitente. Tic tac.
Y el tiempo perdido, el muy cabrón, se consume, desaparece sin dejar rastro tras de sí. Sólo la sensación de que la vida es demasiado corta. No hay tiempo para leer todos los libros que merecen la pena. Ni para conocer la gente por la que uno moriría. Ni siquiera para viajar hasta los rincones que nos esperan.

En la extraña memoria de aquellos viajes que aún no hice, como diría Olga, se dibujan los perfiles de Buenos Aires, la noche berlinesa, la luz de los fiordos, la vida en Australia, la magia de la India de la mano de Preethi Nair. Demasiadas cosas y tan poco tiempo.


Un segundo tras otro, tic tac… quizás por eso nunca llevo reloj. Y por eso quizás viajo en busca de esos rincones en los que el tiempo se detiene. No vaya a ser que me acuerde del tiempo que se me escapa y ya nunca volverá.



Fotografía: La cisterna de Yerebatan, en Estambul (JAA)

El lugar donde los sueños son más que sueños

Es tarde. La música me acuna y me lleva a rincones olvidados de mi alma. Las notas de 'straight time', de Bruce Springteen, me conducen sigilosas a ese extraño lugar en el que los sueños son más que sueños. A un lugar más allá del aquí y el ahora, del mí y del tú, muy lejos del nosotros. Un mundo en el que nadie es real, donde sólo habitan mis recuerdos.


Y ahí está ese niño que corre por la parte vieja de Melilla, que salta desde los acantilados esperando con ansia sentir el choque del agua en su rostro. Y ahí está ese niño descubriendo, un libro tras otro, que la vida es más que una vida. Porque al final uno no es más que lo que deja tras de sí. Y el niño sigue corriendo y jugando. Ahora se sienta a descansar y contempla el atardecer madrileño desde el Templo de Debod. Al fondo la banda sonora de 'Los niños del coro' ha tomado el relevo del 'Boss'. Es un niño, sólo eso.

Pero de pronto algo pasa que le rompe el alma y la inocencia. Frente a él otro niño, igual que él, aunque más sucio y desaliñado, y algo más oscuro de piel, se lanza dentro de un cubo de basura. Pronto descubre que ese pequeño que podía ser él busca comida entre los restos. Y él, que hasta entonces no era más que un niño feliz y despreocupado, descubre que, en realidad, el mundo es una mierda. Y se le parte la niñez por la mitad.

Abro los ojos al son de una canción de Norah Jones y lloro. Por aquel niño que murió cuando aún era demasiado pronto. Por aquel pequeño que me abandonó dentro de un cubo de basura de la cuesta de Cabrerizas.

Inventario contra la desilusión


Con la cabeza aún abotargada por una comida prolongada hasta la madrugada, acometo la difícil tarea de estar a la altura. A la altura de una persona que me recuerda que además de ese pesimismo que siempre me acompaña --y que me llevaba a decir que la vida es "una mierda extraña" en la que siempre falta algo--, hay otra cara. La alegre. La de esas pequeñas o grandes cosas que hacen que merezca la pena seguir adelante. Por eso, me he puesto manos a la obra y he reflexionado sobre qué me hace sonreir. Soy poco original, así que os he copiado el nombre, chicas, y éste es mi INVENTARIO CONTRA LA DESILUSIÓN.

Tus ojos de avellana y tu sonrisa. El recuerdo de las olas del mar. Saber que la familia está bien. Una buena carne. Un buen libro. Melilla, siempre Melilla. Tres amigos sobre el resto. Ser capaz de dejarlo todo y seguir adelante sin mirar atrás. Saber que aún tengo mucho por hacer y, sobre todo, mucho por aprender. Soñar que algún día escribiré un libro. Tres meses 'sabáticos'. La sorpresa de conocer a una persona como G. justo cuando creo que ya puedo comprenderla. El chocolate y la leche condensada. Los desayunos con los compañeros en el bar de las 'amiguitas' marrones. Saber que algún día veré pasar el cadáver del minotauro por delante de mí. Un poema de Pedro Salinas. Un almuerzo que se convierte casi en desayuno. Una resaca bien llevada. Imaginar el rostro de Diana cuando se asome al mundo. Ser honesto en el trabajo, sea el que sea. Seguir siendo un poco 'tocagüevos'. Un cubata en la compañía adecuada. Este blog.

Una mierda extraña

La vida es una cosa extraña. Uno nace, crece, se independiza... y comienza a dar vueltas buscando su lugar. Una y otra vez cree que lo ha encontrado, pero siempre falta algo. El rumor del mar meciendo la noche. Una cara amiga. Tu librería favorita. El olor de esa especia que nunca has olvidado. El bullicio de una calle. El trabajo con el que siempre soñaste y que persigues sin acabar de hallarlo, quizás porque no existe. Aquel rostro de mujer que nunca pudiste olvidar. Elige tu respuesta y recuerda: Esta búsqueda sólo acaba cuando llega la oscuridad. Es una mierda, es cierto. Pero la vida es así. Una mierda, pero una mierda extraña.

El minotauro ataca de nuevo


Tras unos días aparcado en el burladero, se asoma entre las sombras. Cobarde, asustado, elige a su víctima. Aquella que ese día esté más desvalida, más sensible, más insegura. Allí, al fondo, la ve, es una cigüeña distraída en sus pensamientos, ocupada por el trabajo de construcción de su nido. Mira a un lado y a otro. El minotauro se siente seguro... y cornea. Primero da un giro rápido de cuello, apenas un rasguño en un muslo inmaculado. Da un paso atrás para observar su obra. Comprueba la fortaleza de su víctima. Ve unos bellos ojos enrojecidos que no pueden esconder la herida abierta... y embiste de nuevo. Una y otra vez. Su víctima es lanzada por los aires, una ofensa tras otras, la femoral casi abierta... y el minotauro decide dejarlo por hoy, no acabar con ella de momento. Pero volverá. Porque los minotauros siempre vuelven.

Solidaridad

Me ha llegado esta petición de ayuda que no me resisto a repetir.

"Si conoces a alguien en Sevilla que pudiera tener el grupo sanguíneo AB
y esté dispuesto a donar sangre, dilo. En el hospital de FREMAP SEVILLA
hay un chiquitín de dos años ingresado con leucemia que necesita
urgentemente unos 15 donantes. Por favor reenvía este correo a quien
conozcas. Si encuentras a alguien, puede ponerse en contacto con el
padre, Miguel, en el 625 66 99 33.

Maria Nieves Martínez y Merino Inspectora Médico Inspección de
Servicios Sanitarios Consejería de Salud - Cádiz
mnieves.martinez@juntadeandalucia.es"

De huelgas y derechos

La huelga de transporte de estos días me ha devuelto a una vieja reflexión. Yo, que siempre he apoyado el derecho a la huelga de los trabajadores, no puedo entender que en un país que se considera moderno se permita que el derecho a la huelga de unos pocos prevalezca sobre el derecho al trabajo de unos muchos. Que se formen grupos armados (denominados piquetes) que amenacen, extorsionen y agredan impunemente, y aquí nunca pase nada. Que un camionero autónomo que haya decidido ir a trabajar, porque no puede permitirse perder ese dinero que necesita para pagar la hipoteca, no pueda hacerlo. Y que aquí, como siempre, no pase nada. Así nos va.

"Me han tocado los euromillones..."

"Me han tocado los euromillones. Busco chica que no sea superficial". Página 2 del suplemento EP3, de El País, el viernes, 6 de junio de 2008. Sección, 'punto de encuentro'. Último mensaje

Monterroso y su dinosaurio estarían orgullosos del anónimo autor de este texto, capaz de transmitir tanto en tan pocas palabras.

El dinero no da la felicidad. Hay que ver más allá de la cuenta corriente. Necesito cariño... y tantas cosas más que se sugieren en apenas 23 sílabas.

Esto me lleva a varias reflexiones. La primera, que aunque me gustaría creer en la veracidad del anuncio estoy convencido de que es falso, y no me pregunten por qué. La segunda, que los nuevos poetas de lo conciso son esos que asaltan las seudotertulias de la tele a golpe de móvil, en ocasiones llegando a derrumbar los argumentos de los sesudos tertulianos. Un ejemplo. El pasado sábado en La Noria debatían sobre la maldad de Jiménez Losantos (que no seré yo quien niegue) mientras en la parte inferior de la pantalla muchos televidentes defendían y elogiaban al locutor de la Cope. Y muchos de esos mensajes expresaban en pocas letras (y con muchas erratas) lo que los contertulios tardaban horas en explicar.

Y es que, al igual que nuestros jóvenes, el lenguaje está cambiando. Y ahora los que triunfan son los poetas de lo conciso

Sueños y amistades

Dicen que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano.
Dicen que el amigo es aquel al que uno llama para contarle sus problemas aunque lleve meses sin descolgar el teléfono para saludarle.
Dicen que un amigo es aquel que siempre está dispuesto a escucharnos.
Dicen que la amistad es algo tan hermoso que no puede explicarse con palabras.
Dicen que un amigo es el que nos ayuda sin esperar jamás nada a cambio.
Pero creo que, en realidad, el problema es que a veces el lenguaje se queda corto para explicar sentimientos tan complejos como el de la amistad
Ése que hace que si un amigo tiene un problema tú no puedas descansar
Ése por el que a un amigo lo sientes como a un hermano
Ése en el que los sueños acaban siendo compartidos
Y es que quien tiene un amigo puede considerarse afortunado
Y yo me siento así
Gracias

La curtura me perzige, pero llo zoy má rápio

Esta pintada, u otra parecida, ilustraba no hace mucho una calle de la capital extremeña. Nunca llegué a entender la intención del que se tomó la molestia de dibujarla, pero hoy, por fin, lo he comprendido. Y ha sido gracias al minotauro, ese monstruo que ataca, lucha, se revuelve, contra la lógica y el mundo mientras el resto, los normales, se ven obligados a esquivar sus mortales cornadas. Por eso, lo que espero es que un día la cultura alcance de lleno al minotauro y entienda, al menos por un rato, lo que significa ser una persona normal.

"Yo no busco, encuentro"


El gran Pablo Picasso lo dijo un día, como quien dice cualquier cosa, sin darse cuenta de que esta simple frase podría convertirse en el lema vital de mucha gente. "Yo no busco, encuentro". Porque a veces el lenguaje nos ofrece salidas cobardes para justificar nuestra propia debilidad. Porque las cosas no hay que intentarlas, sino hacerlas. Porque el triunfo no llega, se consigue. Porque los sueños no se persiguen. Simplemente, se cumplen.

Una nueva voz

Gritar en silencio y que nadie te escuche. Murmurar a gritos como rugen las olas del mar. Soñar que nada está perdido, que la esperanza es algo más que una ilusión. Despertar un día, sin saber muy bien por qué, y descubrir que hay algo más allá de la simple realidad. Navegar sin barreras en almas hasta ahora acorazadas. Descubrir unas voces que todos oyen pero nadie escucha. Una nueva vida. Una nueva voz. Un destino por dibujar. Sin mentiras. Sin caretas. A corazón abierto.