Un lugar curioso


Este país en el que vivimos es un lugar curioso. Y no sólo porque seamos los inventores de la siesta, la fregona y el futbolín. No porque nos paguemos unas vacaciones en la playa para, en realidad, hartarnos a cerveza en un chiringuito. Ni siquiera porque los realities sean lo más visto en la televisión.

Hoy, paseando por la playa, he llegado a la conclusión de que éste es un país curioso. Es un país en el que el Estado nos cobra los impuestos por adelantado mes a mes y luego, si ha fallado en sus cálculos, nos lo devuelve. Y encima nos ponemos tan contentos. Un lugar en el que los que más ganan no son los que más pagan. En el que la clase media es la que soporta todo el sistema y, además, la que más sufre las consecuencias de la crisis económica.

Un país en el que se ayuda a los bancos para que ayuden a los ciudadanos y a las pymes, pero el dinero sigue sin llegar mientras esos mismos bancos siguen ganando pasta y hacen cola a la puerta de Florentino Pérez para financiar el fichaje de Cristiano Ronaldo.

Un país en el un gobierno de izquierdas adopta medidas de derechas sin que nadie proteste. En el que se promete el cierre de las centrales nucleares sin estudiar alternativas y se conceden prórrogas ridículas de 3 años diciendo que ahora es seguro pero entonces ya no lo será.

Un lugar en el que gobierno y sindicatos aprueban ERES en empresas que siguen teniendo beneficios. En el que se van a la calle miles de personas sin que nadie defienda sus derechos.

Un país en el que la prensa está más politizada que los propios partidos. En el que a los jueces los colocan los políticos. En el que son esos mismos políticos los que deciden qué televisiones y radio podemos ver y escuchar. En el que los políticos nos intentan decir qué comer, qué beber y casi hasta a qué hora debemos acostarnos. Los mismos políticos que llegan a ministros con menos preparación que la mayoría de nosotros, y que hacen de la política un oficio.

Es éste un país curioso. Tenemos el servicio de Internet más lento de Europa y pagamos más que el resto a pesar de que tenemos los sueldos más bajos. Pagamos impuestos todos los años, pero en muchas ciudades, además, nos cobran por aparcar... en la calle.

Un lugar extraño. Porque, a pesar de todo, somos tan pecualiares que seguimos sintiéndonos orgullosos de ser españoles y seguimos pensando que somos libres e independientes. En fin. Qué le vamos a hacer.