Una vida al ritmo de Sabina

Hay días vacíos de palabras en los que la vida cambia de color. Hay sueños que pasan de largo mientras pensamos en qué es la felicidad. Y a veces, demasiadas veces, olvidamos que en este camino no hay segundas oportunidades, que las cosas suceden sólo una vez y que en la vida real no hay forma de borrar las huellas del camino como si fuesen el garabato de un niño.


Una vida con canciones de Joaquín Sabina como única banda sonora. Donde uno sólo se arrepienta de las cosas que no hizo, consciente de que hay trenes que sólo pasan una vez por la estación. Porque hasta los huesos sólo calan los besos que no han dado, asegura el poeta. Donde mirar atrás sea sólo un doloroso ejercicio de nostalgia ante la magia perdida. Donde olvidar ya no sea una necesidad. Donde cada canción parezca escrita para mí. Donde aprender sea siempre el siguiente paso por dar. Donde las corazas dejen de tener sentido y dos miradas se crucen diciendo cosas que no alcanzan a explicar las palabras. Donde se musiten juramentos con el miedo dibujado en la expresión. Donde un camino grabado en la arena se convierta en símbolo de futuro. Donde las cosas vayan tan deprisa que a veces no puedan controlarse. Donde nadie llore al leer las tonterías que escriben los locos.

Hoyos que inspiran y temores que quedan aparcados a la espera de momentos peores. Ideas que se cruzan sin sentido. Páginas en blanco aún por escribir. Y Sabina, siempre las malditas letras de Sabina grabadas a fuego en la conciencia.


1 comentario:

Sam dijo...

Aqui mejor que en FB porque puedo poner "me encanta" en lugar de "me gusta". Besos wapo