Despropósitos para el nuevo año

Cada año por estas fechas nos plantamos ante un papel en blanco. ¿El objetivo? Marcarnos los objetivos para el año que arranca en pocas horas. pero a la hora de la verdad se trata de una lista de lo que probablemente no serán más que frustraciones cuando tengamos que tirar el nuevo calendario. Así que como novedad he cogido la lista que renuevo año a año y he tomado la decisión de hace runa lista distinta, la de los despropósitos. Es parecida, pero no es igual, más realista y sólo apta para personas con sentido del humor. Por si se atreven a intentarlo (ya verán que tampoco es nada del otro mundo), pasen y vean.

EL PROPÓSITO SE CONVIERTE EN..................EL DESPROPÓSITO

1. Cuidar la salud........................................................1. Saltar en paracaídas
2. Escribir un libro......................................................2. Me conformo con un poema apocalíptico
3. Conseguir gratis el último Iphone...........................3. Pasarme a la compañía con tarifa más barata
4. Beber menos...........................................................4. Beber mejor y en mejor compañía
5. Ser mejor persona...................................................5. El que me la haga, la va a pagar (más aún)
6. Cuidar a mis amigos...............................................6. Cuidar de mis enemigos
7. Ir más al cine..........................................................7. Seguir encontrando descargas gratuitas
8. Ahorrar más,...........................................................8. Viajar más y mejor
9. Llamar más a mis padres.........................................9. Agregar a mis padres a Facebook
10. Cumplir mi lista de propósitos..............................10. Dejar que los despropósitos lleguen solos


En fin, que Feliz Año Nuevo y tened cuidado con lo que deseáis para 2013... no sea que se cumpla.

¿A qué huele la Navidad?


La Navidad huele a castañas asadas y tiene el sabor del rosbeaf que cocina mi madre. Suena con el bullicio en las tiendas y con el grito emocionado de los niños al abrir los regalos. Las luces en las calles. Los recuerdos. La reposición de 'Qué bello es vivir'. La sobrecarga de emociones. El papel de regalo tirado en el suelo. Las películas navideñas. Los reencuentros. El balance que siempre hacemos. Los nuevos objetivos que nos marcamos. El azote del viento mientras contemplas la silueta iluminada de la Torre Eiffel. Los sueños que guardamos para siempre en el cajón. Los sueños que surgen tras cualquier esquina. Una sensación impuesta de felicidad. El tacto suave de los guantes. Las nuevas ilusiones que nos asaltan, queramos o no. Los villancicos lejanos. El frío. Los reportajes cargados de buenas intenciones. Las reuniones familiares. Las lágrimas compartidas. Las miradas tristes que se cruzan.



Es la Navidad, que nunca falta a su cita. El momento de tirar el viejo calendario y de dar un paso al frente intentando no mirar atrás, pensando que lo mejor tiene que estar por llegar. El mejor viaje es el que no has hecho, el mejor beso el que todavía no has dado, la mejor foto la que aún no has disparado, la mejor aventura, la que te espera tras la próxima esquina. Lo malos ratos, los malos recuerdos, las personas que no merecen la pena... mételos en una caja de cartón y quémalos para que no sean más que cenizas que se lleva el viento y que nunca volverán.



Mírate al espejo y dedica cinco minutos a pensar dónde quieres estar dentro de un año, quién quieres ser, a dónde quieres ir a parar. Y ahora tienes 365 días para llegar hasta ahí, para hacer todo lo que esté en tu mano para alcanzar a ése que has visto reflejado durante un segundo en el espejo. No olvides que ésa puede ser la aventura más importante de tu vida.

Buena suerte y Feliz Navidad.




Vive. Hoy. Ahora


Son demasiados los días que dejas pasar sin que nada ocurra, sin que importen, sin que supongan nada más allá de otra hoja que cae del calendario. Son demasiadas las mañanas que te despiertas sin saber por qué. Que te atrapa un sofá traicionero hora tras hora. Que andas sin rumbo por las calles. Demasiadas las veces que dejas pasar el tiempo sin decir lo que quieres decir, demasiadas las ocasiones en que guardas los sueños en el cajón del "algún día", demasiadas las tardes en que callas sin otorgar.




Son demasiadas las noches desperdiciadas, demasiadas las conversaciones sin valor, demasiadas las puertas sin abrir, demasiados los fracasos que arrastras, demasiados los días de resaca, demasiada la gente que te habla y a la que no quieres escuchar, demasiada las personas que conoces y que te hacen olvidar que, en realidad, hay muy poca gente. Demasiados... pero mientras, el reloj no descansa, y sigue su tic tac imparable, segundo a segundo, mientras la vida se te pasa como el humo de ese viejo tren al pasar. 

Y no has escrito la canción más bonita del mundo, ni un poema de amor, ni una historia que merezca la pena. 


El reloj avanza, persistente, y tú aún sigues mirando a la nada, estando en sitios que no quieres estar con gente con la que no quieres estar y hablando de cosas que no te interesan. Tic tac.

De vez en cuando la vida te golpea con su martillo implacable y te recuerda que las cosas no son para siempre, que la vida es lo que pasa mientras tú piensas qué harás mañana o qué carajo hiciste ayer. Tic tac.

Son demasiados los besos que no has dado. Son demasiados los abrazos que te guardas. Son demasiados los "te quiero" que reservas para días mejores. Son demasiados los silencios. Son demasiadas las fotos que nunca haces. Son demasiadas las lágrimas que te tragas. Son demasiados los viajes que nunca planeas. Son demasiadas las conversaciones imaginarias. Son demasiados los momentos felices que no valoras. Tic tac.


El reloj nunca perdona. Las agujas danzan sin descanso, como riéndose de ti, recordándote que un año no es nada, apenas un suspiro en una vida. Recordándote que los días se marchan y nunca vuelven. Que los momentos que dejas pasar nunca vuelves a disfrutarlos. Que esto no es para siempre. Que el mañana es sólo una ilusión. Que el pasado ya no cuenta.

Vive. 

Porque estás aquí. 

Hoy. Ahora. 






Fotografías. © Javier Álvarez Amaro. Marvao (Portugal). Abril de 2011